Fernand Khnopff nació en Grembergen-lez-Termonde, Bégica, en 1858, en el seno de una familia relacionada con Francisco José de Austria y la nobleza rusa. Influenciado seguramente por el ambiente familiar, inició estudios de derecho en la Universidad de Bruselas, pero pronto los abandonó para ingresar en la Academia de Bellas Artes, bajo la tutela de Xavier Mellery, pintor que orientó al joven Khnopff hacia la estética simbolista. En 1877 viajó a París, ciudad donde pudo admirar las obras de Delacroix, Gustave Moreau y los prerrafaelitas. Hay que destacar sobre todo la influencia ejercida por Edward Burne-Jones, pintor con quien Khnopff tendrá una estrecha relación en vida, como atestigua el Estudio Femenino de 1896, que incluye una dedicatoria al pintor británico.
Tras la estancia parisina, Khnopff participó activamente en la intensa actividad artística de Bruselas, en pleno apogeo durante el fin de siglo XIX, como lo prueba el hecho de que fuese uno de los fundadores del círculo de Los XX en 1883. Como parte de la cultura finisecular europea, también se interesó por el ocultismo, colaborando activamente con el Primer Salón Rosacruz, organizado por el místico Joséphin Péladan en 1892, así como en posteriores ediciones del mismo. Durante su vida Khnopff llegó a ser considerado un auténtico árbitro del gusto y las tendencias artísticas de Bruselas, siendo capaz de compaginar sus cuadros más personales y crípticos con refinados retratos de la sociedad belga de su tiempo, incluyendo la más cercana a la realeza. Pruebas de la importancia de su papel son su exposición individual de la Hannover Gallerie de Londres, su colaboración con la revista The Studio, y sobre todo el enorme éxito de crítica que obtuvo su obra en la exposición de la Secesión Vienesa de 1898, con el que presentó su obra a la Viena finisecular, otro gran foco cultural durante el fin de siglo.
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